ALGÚN DÍA



  La luz indecisa de la mañana se filtra por el rosetón en un contacto único con el mundo exterior. Ilumina su alma de esperanza para aguantar el cautiverio con suficiente entereza como para mantenerse vivo; pues solo con semejante fuerza de espíritu puede alguien sobreponerse a más de ocho años de hambre, frío y ratas. Quienes lo sepultaron allí, bajo las pisadas del mundo, quisieron olvidarlo en el infierno; pero solo lograron alojarlo en un lugar intermedio, entre la luz y las tinieblas. Donde cualquier otro hubiera enloquecido de rabia impotente, él solo crecía y crecía. La lucha le dio aguante y equilibrio; el tiempo se convirtió en un aliado capaz de alimentar sus cavilaciones de venganza y aquella luz le recordaba siempre que afuera seguía saliendo el sol. Algún día, cuando terminara esa condena que había superado ya su ecuador, recobraría la dignidad para mirar a los ojos de sus enemigos. Alguno morirá del susto, creyendo tener frente a sí a un fantasma, a una aberración regresada del averno. Otros sobrevivirían a la imagen. Especialmente por esos merece la pena aguantar...

Comentarios

Entradas populares