EL RINCÓN DE LOS DESEOS
Algo falla en la calle, en el mundo. Lo dice el joven y el
anciano; el revolucionario y el conservador, el intelectual y el necio...
Coinciden en ello las urnas electorales en estados de todo el mundo, algunas de
ellas aún brillantes por su estreno; o las cifras que articulan la economía en
occidente. Pero todo transcurre demasiado lento, y la gente se inquieta. Por
ahora estamos en la fase del deseo. Lo ilustran los rincones como el que se
muestra en la imagen, cada vez más comunes, escondidos en cualquier esquina. Un
color por cada anhelo; una cinta, una cadena o rosario por cada sueño. Pero el
verdadero problema llegará si el cambio se demora demasiado. Si, después de
mucho aguardar, esa aspiración ya no sirve para mantener el aliento de millones
de vidas que aún creen en su felicidad. Entonces, la petición se convertirá en
reivindicación, y lo que debiera suceder de manera natural, habrá de hacerlo
por la fuerza... Al menos hay una ciencia cierta: pasar, pasará.
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