EL LEGADO DEL ABUELO
Dos tristes paredes sobreviven al paso del tiempo entre el cielo, el agua y la tierra. Es el único recuerdo vivo del abuelo, de las frías noches de invierno acurrucados junto al candil en lo que fue su casa. Imaginábamos todas aquellas criaturas extrañas que describía y que poblaban las llanuras de Cantabria, sus bosques, sus costas y sus cuevas. Todos los cuentos que pudo imaginar, de tradición oral en la mitología regional, se hicieron realidad de madrugada, en la fantasía de nuestros sueños, o en las pesadillas.
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